La luz es como el agua

Como enseñar – ¿Cómo son los niños?

1. Para preparar a los alumnos para esta lectura (siepre hay que preparar a los alumnos antes de leer o ver algo), primero hay que tener una discusión sobre como son los niños pequeños. Una característica que hay que resaltar en que los niños tienen una imaginación muy activa que les permite realmente creer que están cuidando a la muñeca que creen es su bebé y muchos niños juegan a los policías y ladrones y tanto se lo creen que cuando su mamá les dice que ya es hora de comer, son capaces de decir que no pueden porque la muñeca está enferma or porque acaban de arrestar al ladrón.

En otras palabras, los niños se creen lo que se imaginan cuando juegan.

2. Santa Claus. Pregúntenle a sus alumnos si crían en Santa Claus. A los que crían que les traería regalos, preguntenle que hace un niño que cree en Santa Claus cuando un amigo en la escuela le dice que Santa Claus son realmente los padres.

A mi hija le pasó eso, pero a pesar que ya sabía la verdad, seguió dos años acuando como que Santa Claus era real porque la idea de dejar de creer no le gustó o quizás para tener la ilusión de Navidad que tenía de niña.

1. Presenten el vocabulario y dividan la clase en crupos de 2 o 3 para buscar las definiciónes.

2. Compartir definiciónes y anunciar examen de vocabulario.

3. Explicar que la estrella polar en una estrella que indica el norte y que era importantísima para los navegantes antes de que hubiera GPS. Esa estrella, usando un sextante les indicaba en que longitud estaban. No saber en que longitud estaban, se podían meter el los médanos, un área del mar donde no pasa aire debido a las corrientes de los mares. A veces se encontraban buques grandes sin nadie y con las ratas muertas porque se habían metido en un médano y no lograron salir por meses y meses. Es buena idea explicar esto con las imágenes que he puesto abajo.

Vocabulario

Vocabulario de La luz es como el agua WS

La estrella polar

La estrella polar
La estrella polar

Brújula

Sextante

Uso del sextenate

Mapa de las corrientes marinas

Elementos de litereratura

¿Cuál es el tema?

¿Qué es el tono y el el estilo de la obra?

Proyecto

Un proyecto que ha salido muy bonito es repartir una hoja de papel tamaño doble y pedir a la clase que la dobel en cuatro. En cada panel, empezando con la parte superior izquierda, dibujar las excenes más importantes de la obra y seguir en la parte superior de la derecha y luego bajar e ir de izquierda a derecha. No importa si los estudiantes dibujan bien o no. Pueden usar figuras de palitos si quieren. La idea es incluir lo que dice el cuento lo más completamente posible porque el proyecto recibira una 48 puntos.

Antes de empezar el proyecto pongo a 3-4 grupos decidir cuales son las partes del cuento que más se prestan para dibujar o hacer un video de 4 escenas con una frase resumen, en español, de lo que pasa en cada una de las escenas. Hay que escoger 4 escentas. El trabajo consiste en dibujar o hacer un video que contenga lo que ocurre y tantos elementos como se mecionan en el cuento.

Para corregir, La luz es como el agua, Project rubric.

La luz es como el agua

Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez

En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.

—De acuerdo — dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.

Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.

—No — dijeron a coro. Nos hace falta ahora y aquí.

—Para empezar — dijo la madre, —aquí no hay más aguas navegables que la

Sextante
Sextante. ¿Cómo se una un sextante?

que sale de la ducha.

Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio con un muelle sobre la bahía, y un refugio para dos yates grandes. En cambio aquí en Madrid vivían apretados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les

habían prometido un bote de remos con su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lo habían ganado. Así que el papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más reacia a pagar deudas de juego. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado en la línea de flotación.

Brújula
Brújula

—EI bote está en el garaje — reveló el papá en el almuerzo. —El problema es que no hay cómo subirlo ni por el ascensor ni por la escalera, y en el garaje no hay más espacio disponible.

Sin embargo, la tarde del sábado siguiente los niños invitaron a sus condiscípulos para subir el bote por las escaleras, y lograron llevarlo hasta el cuarto de servicio.

—Felicitaciones — les dijo el papá ¿ahora qué?

—Ahora nada — dijeron los niños . Lo único que queríamos era tener el bote en el cuarto, y ya está.

La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llego a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.

Esta aventura fabulosa fue el resultado de una ligereza mía cuando participaba en un seminario sobre la poesía de los utensilios domésticos. Totó me preguntó cómo era que la luz se encendía con sólo apretar un botón, y yo no tuve el valor de pensarlo dos veces.

—La luz es como el agua — le contesté: uno abre el grifo, y sale.

De modo que siguieron navegando los miércoles en la noche, aprendiendo el manejo del sextante y la brújula, hasta que los padres regresaban del cine y los encontraban dormidos como ángeles de tierra firme. Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de pesca submarina. Con todo: máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido.

—Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve para nada — dijo el padre. —Pero está peor que quieran tener además equipos de buceo.

— ¿Y si nos ganamos la gardenia de oro del primer semestre? — dijo Joel.

— No — dijo la madre, asustada.

—Ya no más —. El padre le reprochó su intransigencia.

—Es que estos niños no se ganan ni un clavo por cumplir con su deber — dijo ella, —pero por un capricho son capaces de ganarse hasta la silla del maestro.

Los padres no dijeron al fin ni que sí ni que no. Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento público del rector. Esa misma tarde, sin que hubieran vuelto a pedirlos, encontraron en el dormitorio los equipos de buzos en su empaque original. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.

En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo para la escuela, y les dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa para agasajar a los compañeros de curso.

El papá a solas con su mujer, estaba radiante.

—Es una prueba de madurez —dijo.

—Dios te oiga —dijo la madre.

El miércoles siguiente, mientras los padres veían La Batalla de Argel, la gente que pasó por la Castellana vio una cascada de luz que caía de un viejo edificio escondido entre los árboles. Salí por los balcones, se derramaba a raudales por la fachada, y se encauzó por la gran avenida en un torrente dorado que iluminó la ciudad hasta el Guadarrama.

Llamados de urgencia, los bomberos forzaron la puerta del quinto piso , y encontraron la casa rebosada de luz hasta el techo. El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que aleteaba a media agua como una mantarraya de oro. Los utensilios domésticos, en la plenitud de su poesía, volaban con sus propias alas por el cielo de la cocina. Los instrumentos de la banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los preservativos de papá, los pomos de cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de la película de media noche prohibida para niños.

Al final del corredor, flotando entre dos aguas, Totó estaba sentado en la popa del bote, aferrado a los remos y con la máscara puesta, buscando el faro del puerto hasta donde le alcanzó el aire de los tanques, y Joel flotaba en la proa buscando todavía la altura de la estrella polar con el sextante, y flotaban por toda la casa sus treinta y siete compañeros de clase, eternizados en el instante de hacer pipí en la maceta de geranios, de cantar el himno de la escuela con la letra cambiada por versos de burla contra el rector, de beberse a escondidas un vaso de brandy de la botella de papá. Pues habían abierto tantas luces al mismo tiempo que la casa se había rebosado, y todo el cuarto año elemental de la escuela de San Julián el Hospitalario se había ahogado en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenesde tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz.

Diciembre, 1978, del libro de Márquez titulado Doce cuentos peregrinos. Fue editado por la Ediciones Cueva.

¿Cómo se calcula la latitud con un sextante?

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